Baños de bosque: la técnica japonesa para reducir el estrés

Esta práctica simple y terapéutica, de origen nipón, consiste en pasar tiempo en la naturaleza.

Las ciudades modernas no paran de crecer y vivir en ellas es sinónimo de adrenalina y estrés. Por eso, no es inusual que las personas, concentradas en sus quehaceres y obligaciones diarias pongan piloto automático y se olviden de sí mismas, de sus emociones y necesidades.

Cifras del Banco Mundial indican que el 55 % de la población vive en ciudades y para 2050 se espera que el número se duplique.

Frente aeste enloquecedor y agobiante panorama, existen distintas técnicas para lograr un cambio: volver a los orígenes y alejarse, al menos por un rato, de la vorágine y la urbanización,

¿De qué manera? El secreto está en la naturaleza y la técnica para llevarla a cabo se llama ‘terapia del bosque’ o shinrinyoku. Es una práctica simple y terapéutica de origen japonés cuyo objetivo es pasar tiempo sumido en la naturaleza para “aumentar los niveles de felicidad, de bienestar y potenciar al máximo la salud”, explica Marcos Apud, psicólogo y wellness coach.

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Sucede que en esta conexión las personas disminuyen los niveles de ansiedad, estrés y mejoran abruptamente su salud.

A través de una experiencia contemplativa, esta actividad invita a entrar en contacto directo con los árboles y la tierra, donde la ley primera es activar los sentidos y liberarse de los pensamientos negativos. Concentrar la atención en los sentidos: percibir el aroma de las flores y la tierra húmeda, oír el canto de los pájaros, sentir el calor del sol y la frescura de la sombra. Descansar, respirar, contemplar. Dejar de pensar para sentir.

Para el psicólogo, la naturaleza permite explorar y relajarse: “activa nuestro sistema parasimpático, el que nos sacará del modo de huida o lucha y nos conectará con la calma”. A su vez, esta activación del sistema parasimpático tiene como consecuencia una mejor calidad del sueño, la restauración de la atención, la estimulación de la creatividad y un menor deterioro cognitivo.

Dicen varios estudios que pisar la tierra mejora la respuesta inmune, la curación de heridas y la prevención de enfermedades crónicas.

Esta práctica se puede realizar de dos maneras: la más común y la que casi todos tienen acceso al alcance de la mano, es la de sumergirse en cualquier espacio verde que se tenga cerca y pasar ahí unos minutos, caminar o recostarse sobre el tronco de un árbol.

Por otro lado, están las sesiones al mando de profesionales certificados que duran un promedio de entre dos y tres horas y que constan de ejercicios de relajación y respiraciones guiadas llevadas a cabo en parques autorizados. De cara a este proceso, la idea es despojarse de actividades y pensamientos. “Lo que promueve este método es que la persona se despoje de todo, que se dedique nada más que a activar los sentidos y a centrarse en el momento presente. Por ello, lo recomendado es hacerlo con cierto grado de sedentarismo o a través de una caminata ligera”, describe Apud.

Simple y natural

Esta corriente nació en el continente asiático, particularmente en el país nipón aproximadamente en 1982. Los japoneses son grandes seguidores de una filosofía de vida que se basa en la simpleza y en la naturaleza. Sin embargo, al sorprenderse por los niveles de estrés y la ansiedad de una parte de la población, TomohideAkiyama, director de la Agencia de Bosques Japoneses, no tardó en diseñar esta propuesta como una alternativa para ayudar a las personas a combatir los niveles de malestar. Tal fue su éxito, que se convirtió en tendencia internacional.

De este concepto se desprende un término llamado ‘absorber vitamina N’, que, según Apud, hace alusión al déficit de la naturaleza que tienen las personas producto del crecimiento de la vida urbana y del consecuente ascenso de los cuadros de ansiedad.

“Nuestra salvación para vivir en un contexto de ciudades es estar en contacto con la naturaleza y una buena forma es incluir las plantas en nuestras casas, construir edificios sustentables o simplemente dar paseos por el verde”, reflexiona el especialista.

Los beneficios

“El sonido de la naturaleza corta el overthinking, es decir, los pensamientos negativos típicos y los que tanto malestar causan”, sostiene Marcos Apud. Alejarse de las ciudades e insertarse en medio del verde trae de la mano un sinfín de ventajas para todas las personas:

 

Disminuye el estrés, la ansiedad y la depresión.

Mejora el estado de ánimo.

Potencia el sistema inmune.

Aumenta la creatividad y el nivel de bienestar.

Tres claves

Según Marcos Apud, hay distintas formas que se pueden adoptar para que el proceso de conexión con el entorno natural sea lo más eficaz posible; por ello, sugiere tres ideas:

 ‘Grounding’: “Si queremos aprovechar el poder de la naturaleza, lo mejor es poner los pies y las manos en contacto directo con cualquier superficie natural, por ejemplo, caminar descalzos sobre el pasto, la tierra o la arena; también, acostarse o apoyarse contra el tronco de un árbol”, detalla Apud y explica que en este proceso se desarrolla un intercambio eléctrico que disminuirá la inflamación celular.

  1. Atención: en esta instancia lo ideal es ser conscientes del momento presente, estar en el aquí y ahora, “donde se ponen a prueba y se potencian los sentidos”, comenta Apud.
  2. Sedentarismo: “No se trata de estar en constante actividad, sino de dejarnos sorprender”, enfatiza Apud. La cuestión radica en que el contacto directo con la naturaleza disminuye automáticamente la hormona.