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Alerta por eventos climáticos

MADRID.-Abril 17 del 2024.- (EFE).— Los eventos climáticos extremos, como ciclones o sequías, ya se duplicaron o incluso triplicaron en las zonas protegidas del Caribe y Centroamérica en lo que va de siglo, de modo que un estudio alerta de la necesidad urgente de estrategias de adaptación.

Una investigación realizada por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en España, y de la Universidad de Évora (Portugal), que recoge ayer la revista ConservationBiology, analizó mediante 32 parámetros la evolución pasada y las proyecciones previstas de impactos climáticos en esta región del planeta caracterizada por una biodiversidad tan rica como vulnerable.

“Hace medio siglo ecosistemas característicos del Caribe y Centroamérica como los manglares o el bosque seco tropical no solo mitigaban el efecto de los huracanes o las olas de calor, sino que eran capaces de recuperarse, pero con el aumento de su frecuencia e intensidad, cada vez lo tienen más complicado”, explica uno de los autores, el investigador del MNCN, Miguel Bastos Araújo.

“Nuestras estimaciones apuntan a que aproximadamente el 65% de la zona estudiada sufrirá en lo que queda de siglo al menos una sequía más intensa y prolongada en el tiempo que las sufridas hasta ahora. A eso hay que sumar el efecto de otros eventos extremos, de ahí que la situación requiera la toma de medidas”, continua.

Los científicos han estudiado 32 parámetros de los eventos climáticos extremos históricos en el Caribe y Centroamérica y de los que se prevén para lo que resta de siglo, en total un periodo comprendido entre 1952 y 2100) tanto dentro como fuera de las zonas protegidas.

Los datos muestran que las áreas protegidas estarán más expuestas a las olas de calor o los ciclones que otras zonas que no gozan de esa protección, de modo que los investigadores alertan de la necesidad de adaptar las estrategias de conservación a los eventos climáticos extremos que se esperan y tratar de interconectar esos espacios protegidos para que sean más resilientes.

“La tendencia de las últimas décadas nos muestra que la duración e intensidad estas perturbaciones climáticas va en aumento y la previsión para el futuro es que estos eventos serán más intensos y frecuentes”, afirma Araújo.

“Las estrategias actuales para proteger la biodiversidad frente al aumento gradual de la temperatura pueden no ser eficaces, ya que una mayor recurrencia y duración de los fenómenos extremos puede no dar a las especies tiempo suficiente para recuperarse y adaptarse”, explica el investigador de la universidad de Évora, Juan David González-Trujillo.